miércoles, 20 de abril de 2011

CUADERNO

CUADERNO.

ESCRIBIENDO tu nombre me quedé dormido sobre las hojas del cuaderno.
Y sin poder evitar llegaste con el silencio a recrear mi pensamiento.
Mis manos aferradas al pincel fueron delineando tu figura sin perder detalle de tu cuerpo.

Tus bellos ojos de azabache enternecidos, combinaron con el rojo hermoso de tus labios frescos.

Tu rostro de muñeca soñadora es el cielo en tu cuerpo de sirena.
Tu larga y suelta cabellera despierta la furia de las diosas.
Tus manos suaves de terciopelo simplifican la fuerza del amor sobre la piel.
Mi pincel se detuvo en tu cintura y buscó entre todas las mujeres la mejor, si las diosas envidian tu presencia, no hay nadie como tú.

Me sorprendió la aurora y el rocío en la mañana aún viviendo el sueño del amor. Las hojas del cuaderno estaban blancas, son secretos del pintor; solo las hojas sabían lo que esa noche vivió mi corazón.

Este cuaderno será en el presente, la almohada que guarde mis secretos, no soñando rosas intangibles, sino escribiendo tu nombre sin dormir.

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