miércoles, 20 de abril de 2011

GORRIONCILLO

Gorrioncillo ya no cantas con la ilusión de las mañanas, cuando solías cantar con amor al universo al llegar la primavera.


Tu pecho de plumaje blanco, rojo está por las heridas causadas, por el cortante frió indiferente de su gorrioncilla.


Sus alas briosas apagadas, quedan recogidas a su pecho ensangrentado, mustias de dolor.
Al perder tu abrigo perdió su corazón; de que sirve el alma sino estás presente.
De nada sirve cantar en las mañanas, si quien inspira se fue de madrugada.
Dejando al gorrioncillo moribundo y triste al no saber dónde estás tejiendo sueños y mendigando abrigo que nunca te faltó.


En el pecho herido con el puñal que se adentra cada vez más y más como buscando su alma.
Sus ojos nublados del dolor su vida dejándose escapar, su cuerpo tirado en el andén; sus plumas de llanto humedecidas, su pico cerrado se apaga lentamente en su cantar; sus sueños se van como las nubes, su ilusión quedo entre sus alas, su amor herido de dolor, aún le queda un hálito de vida en medio de su corazón marchito, esperando tu regreso gorrioncilla.

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